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MAE WEST
EL PRIMER ICONO SEXUAL DEL CINE
Hollywood a lo largo de los años, ha creado mujeres y hombres de gran impacto entre los que amamos el cine, pero si existió algo trascendental fueron cientos de actrices rubias-platino, como Mae West, Jean Harlow o Marilyn Monroe, que dieron un vuelco a los dictámenes de la meca del cine, bien por su magia, por sus cuerpos, y algunas como Marilyn, por esa irrealidad maravillosa. No me olvido de muchas mujeres de ese estilo de vampiresas, como es el ejemplo de Verónica Lake, Virginia Mayo o la mismísima Lana Turner, pero el caso que me lleva hoy a escribir este artículos de investigación es el de una mujer que ocupó largos años en la industria, hasta terminar sus días con un film muy mediocre....Ella es Mae West. Voy a procurar ser lo mas sincero posible con la vida de esta mujer, se me quedarán en el tintero muchos episodios, amantes, etc...Les aseguro que no es fácil hablar de Mae y dejar en un cajón algo que llevaba escrito en su frente: !! El sexo !!
Hizo su debut teatral a la edad de 7 años es un concurso de talentos amateurs patrocinado por Elks en un teatro de vodevil; El premio que recibió por su esfuerzo, una medalla de oro, dio el tono para toda una vida de apariciones ganadoras. Pronto alcanzaría el estado profesional desempeñando papeles en compañías similares. Mientras tocaba una fecha de vodevil, se reunió con el hombre de la canción y la danza Frank Wallace. Los dos formaron un acto, y el 11 de abril de 1911, se casaron. Sería el único "matrimonio" para la dama de la libido insaciable. En noviembre de 1911 Mae West entró en un espectáculo de Shubert, con Al Jolson y Gaby Deslys, seguido por otros fichajes de Broadway. Animada por su Madre a crear sus propias obras de teatro, fue autora de "Sex", seguida por "The Wicked Age" en 1928 "Diamond Lil" Se convirtió en el alter ego de Mae West, después de lo cual viajó a Hollywood para aparecer en "Night After Night" protagonizada por George Raft. "Night" debía ser la primera de Mae West en una docena de películas clásicas que duraron 46 años. Había estallado el fenómeno Mae West y todo el país sentía curiosidad y admiración por aquella mujer tan provocadora.... Durante la Segunda Guerra Mundial, la Real Fuerza Aérea británica inmortalizó su nombre en el diccionario poniéndolo en un chaleco salvavidas inflable y fue honrada por la Universidad del Sur de California de la fraternidad de cine, por Delta Kappa Alpha. Mae protagonizó todas las facetas del espectáculo en una carrera que duró más de 75 años, elogiada por la crítica, criticada por los censores y amada por el público en todo el mundo y admirada como el epítome de la sexualidad ingeniosa, empleando inteligentes doble sentido a lo largo de su carrera y maniobrándolos más allá de los ojos y oídos de los censores, haciendo que su público la adorara aún más..... A menudo se le cita diciendo:
"Creo en la censura, he hecho una fortuna con ella"...
Mae aconsejó:
- " Dejen de lado las cosas que no pueden importarle, y siempre tendrán espacio para las cosas mejores que vienen. Aprendí temprano que dos y dos son cuatro y cinco te conseguirán diez si sabes cómo hacerlo. No es lo que hago, sino cómo lo hago. No es lo que digo, sino cómo lo digo y cómo me veo cuando lo hago y digo."-
Mae West siempre dijo que nadie iba a sentir lástima por ella cuando no estuviera.... pensó que de una manera o de otra viviría para siempre. Escritora y actriz sacó el sexo de la clandestinidad y fue famosa por su mordacidad o frases agudas y punzantes. Nunca tuvo envidia de nadie, porque solo vivió para sí misma. De 1932 a 1943 filmó diez películas que escandalizaron a los puritanos del universo cinematográfico, gracias a sus curvas sinuosas que exhibía provocativamente mientras ronroneaba como una gata en celo. Se enfrentó a la Liga de la Decencia, una organización religiosa dedicada a boicotear las películas de la actriz, tras el estreno de "Nacida para pecar", que fue un cañonazo de taquilla y en tres meses recaudó tres millones de dólares y salvó de la quiebra a la Paramount. Procaz, irreverente y lasciva, ya en su primera película, de donde emergió como un torbellino lujurioso que erizó lo pelos a los componentes del Código Hays, quienes aprobaron una nueva arma contra Mae, el “sello de la pureza”, para someterla a la censura. Nada la intimidaba, ni siquiera el magnate periodístico William Randolph Hearst que la acusó de “monstruo de lascivia” y “amenaza para la institución de la familia norteamericana”. Los morbosos diálogos de su obra teatral Sex, le granjearon fama de “chica perversa de Broadway” y la enviaron diez días a la cárcel, acusada de corromper a la juventud. En la prisión rechazó el trato de estrella, cada noche comía con el jefe de la cárcel y declaró a la prensa que:
- “Seguía llevando ropa interior de seda y me dijeron que si pagaba la fianza podría salir de la cárcel, pero decidí que sería más interesante cumplir condena. Siempre me fascinaron las prisiones "-, relató a su biógrafa Charlotte Chandler en el libro... She always knew how.
Desde la celda escribió varios artículos sobre las presidiarias y patrocinó la biblioteca de la cárcel. Apenas cumplió la condena volvió a meterse en líos con su obra "Drag", acerca de una fiesta de homosexuales y con "Diamond Lil", que la disparó a la estratosfera de Hollywood. Ese cuerpo de formas rotundas, rostro travieso, agudo ingenio y lengua resbalosa sacudió a la beata sociedad de los años 30 con frases como:
- “Cuando tengo que escoger entre dos tentaciones, siempre escojo la que no he probado antes”-.
- “Solo se vive una vez, pero si lo haces bien, una vez puede ser suficiente”-
Iconoclasta, atrevida, escandalosa e insolente, a los 23 años escribía guiones y sus propios diálogos, lo cual la enfrentó con la censura y acabó con sus huesos en la cárcel, como menciono anteriormente. A los 40 años, cuando muchas actrices iban rumbo al cementerio de elefantes, entró como una tromba en Hollywood y filmó "Noche a noche" con George Raft, su amigo y amante de toda la vida. Tuvo varias parejas a lo largo de su vida, pero se casó una sola vez. Las informaciones al respecto son contradictorias... Según algunas fuentes, poco antes de cumplir los 18 años, en 1911, contrajo matrimonio con Frank Szatkus, un actor conocido artísticamente como Frank Wallace, pero apenas vivieron juntos y ella encubrió durante años su estado civil; que saltó a la prensa en 1927. Incluso después Mae West reiteró que nunca se había casado, hasta que en 1937 tuvo que reconocerlo durante un interrogatorio. La unión se disolvería con un divorcio en 1942, después de que el marido reclamó un reparto de bienes. La pareja apenas había convivido como tal durante unos pocos meses, siendo ella desconocida, por lo cual el juez entendió que el marido no había intervenido en la fortuna que ella amasó. Otros comentarios dicen que Mae West se casó en 1914 con el acordeonista Guido Deiro, y que coincidieron durante varios años en giras de espectáculos; según estas fuentes, se divorciaron en 1920. Las fechas posiblemente sean ciertas, pero lo más probable es que Mae y Guido no llegasen a casarse por no incurrir en bigamia, ya que ella estaría legalmente casada con Frank Wallace.
Ya en su etapa de comediante teatral Mae supo potenciar su picardía y generar escándalos; en 1927 fue detenida y condenada a diez días de cárcel por «corromper a la juventud» con la obra Sex. Este tipo de peripecias consagraron a West como una «chica mala», con salidas de tono prohibidas para las figuras del star system de Hollywood, las cuales estaban obligadas por contrato a mantener una intachable imagen pública. Su siguiente proyecto teatral fue The Drag, alusivo a la homosexualidad, y anunció su montaje en Nueva York; pero una asociación local lo impidió. Consiguió estrenar otras comedias, todas con diálogos veladamente procaces que le aseguraban la cobertura de la prensa y, como consecuencia, éxitos de público. Ya a edad madura reveló cómo conseguía burlar la censura: en sus guiones incluía frases explícitas, a sabiendas de que serían eliminadas, y distrayendo a los censores, con ellas lograba colar insinuaciones. La actriz no interpretaba a jovencitas ingenuas, sino a mujeres liberadas con mucha experiencia a sus espaldas. Físicamente no encajaba en el prototipo de estrella pues sus facciones no eran muy bellas, resultaba demasiado curvilínea para la época y apenas medía 1,50 de estatura, pero redefinió su aspecto con una estética exuberante: se tiñó el pelo de rubio platino, lucía ropa muy ceñida, realzaba sus pequeños ojos con pestañas postizas y usaba tacones de 15 centímetros que la obligaban a caminar con un vaivén característico. En sus filmes y actuaciones se rodeaba de hombres y evitaba la presencia de otras actrices que pudiesen eclipsarla. Aunque en público transmitía un carácter descarado e irónico, en su vida privada era mesurada y familiar: no bebía alcohol ni fumaba, apenas acudía a fiestas, y al establecerse en Hollywood se llevó consigo a su padre y hermanos, dándoles empleos y comodidades. West era la escenógrafa y guionista de sus interpretaciones y siempre elegía a sus compañeros de reparto, algo que raramente se concedía a las demás actrices. Eligió a Cary Grant cuando éste aún no era conocido para una de sus películas más exitosas, "She", adaptación de Diamond Lil. Ella misma contó cómo conoció a Cary Grant: estaba viendo fotografías de varios candidatos para su película, cuando miró a la calle por una ventana y vio caminar a Grant:
- "¿Quién es ese tipo?- Un agente: .un principiante, Cary Grant. Va a participar en Madame Butterfly....Mae West: Me da igual que haga de Madame Butterfly o de Blancanieves; si sabe hablar, le quiero en mi película.Lady Lou "-
Mae West a pesar de saber las inclinaciones sexuales del actor, que en Hollywood eran conocidas por la mayoría, volvió a contar con Cary Grant para otra comedia, ella simpatizaba con los homosexuales...Cary le contó a Mae su anhelo de llevar una vida diferente y ser amado. Gracias a ella consiguió trabajo en un escenario. Se unió a un grupo de jóvenes acróbatas y allí encontró el hogar que nunca tuvo. En 1920 se fue a una gira que duró dos años. Quedó hechizado por el ambiente de Nueva York, donde además de hacer vodevil y vender corbatas, llegó a ejercer de gigoló para ganarse la vida. Algunos biógrafos aseguran que la actriz Mae West tenía una agencia de gigolós en la Gran Manzana y Cary era el más solicitado del catálogo. Entre sus clientes se encontraban tanto damas como caballeros de la alta sociedad neoyorquina, entre ellos el diseñador Orry-Kelly, con el que se dice que protagonizó algunas escandalosas escenas de celos. Mae también ayudó a un joven Anthony Quinn, con el que tuvo un romance brutal y en 1934 impuso que Duke Ellington y su orquesta para que la acompañasen en los números musicales de su filme Belle of the Nineties. Hollywood siempre ha sabido que, aparte de la destrucción, lo que realmente vende es el sexo. Pero hubo una época en que para venderlo se metía en la entrepierna, sino que le bastaba con la agilidad verbal y el desparpajo de un personaje adelantado a su tiempo como fué Mae West, cuyo carácter de afinada empresaria del escándalo se describe ahora en una nueva biografía."Llegar a ser Mae West" y reivindica la que fue reina del kitsch durante cinco décadas. En el universo de Mae todo se movía a ritmo de jazz, difuminado por el humo y alegrado por escotes de vodevil y pantalones apretados de marinero. La biógrafa Emily Wortis Leider explica cómo la actriz edificó su pequeño imperio sobre una explotación muy bien medida del escándalo y la polémica. Escribe Leider que a Mae West no le interesaba el arte ni era una mujer de letras, sino "una suprema exhibicionista empeñada en expandir su territorio a placer, y ganar dinero con ello". El mito estalló cuando escribió, produjo y dirigió el musical de Broadway... Sex... Su segundo musical, sobre la homosexualidad, fue directamente prohibido en Nueva York. "Escoger Sex como título era parte de la estrategia de West y Timony...su manager y amante... para revolver las cosas", según Leider.
"Incluso los que no podían comprar una entrada para el teatro sabían de Mae armaría el suficiente alboroto como para que la fotografiaran y escribieran sobre ella en la prensa". George Raft, famoso en películas de gánsters, era entonces un bailarín que rechazó un papel en Sex alegando que "no estaba preparado". Para Leider, todo esto no fue nunca producto de la improvisación: "El placer era una gran parte de todo ello, pero tenía que acotarse entre largas horas dedicadas al ensayo, la escritura, la actuación, las visitas a empresarios de música y a teatros".
Pero su impacto en la cultura popular levantó ondas en otras direcciones: sus curvas inspiraron el dibujo animado Betty Boop; Salvador Dalí hizo de su rostro uno de los iconos más indelebles de la historia del arte; y finalmente, su determinación y confianza en sí misma fueron a partir de los años 70 un punto de referencia para gays, feministas y, mas adelante, para la cultura de las drag queens. Mae West rodó su última película en el año 1978...pero antes había dicho:
-“ Pocos hombres saben cómo besar bien; afortunadamente, siempre he tenido tiempo para enseñarles. Todos tenemos experiencias y gustos en materia sexual, pero tu nuevo amante no tiene por qué saber cuáles son. Dale la oportunidad de que lo descubra, con un poco de ayuda por tu parte. Olvida el “así no”, que puede molestar a tu compañero de cama. “¿Por qué también no pruebas...?” o “Me encantaría que..... si a tu chico le va un estilo directo y atrevido, se explícita "-.
El escritor Eduardo Mendicutti nos sorprende con una obra en la que junto a Mae West nos acompaña Grace Kelly, Marylin Monroe, Joe DiMaggio, Marlene Dietrich y otros personajes de la época dorada del cine. Y es que, si hay alguien que sabe de estrellas del celuloide, ese es Mendicutti. Volviendo con una narrativa con gran desparpajo, nos retrae a esos personajes tan suyos de ese universo salido de El Palomo cojo y que retomaría en su hasta hora última obra Ganas de hablar, añadiendo la sorna de Yo no tengo la culpa….y presenta su novela más reciente, "Mae West y yo", un texto literario que nos introduce en el mundo de Felipe Bonasera, un hombre gay maduro y aquejado por un cáncer que convierte a la muerte en un horizonte eventual. En Mae West y yo se nos presenta una historia de suspenso con tintes de cine de Hitchcock, plagado de guiños a los años dorados de Hollywood. Este recurso de la referencia constante al mundo cinematográfico de la meca del cine estadounidense es inusual en Mendicutti. Está presente en germen y potencia en la gran mayoría de los textos literarios de Mendicutti, pero en este caso el vínculo con Hollywood se multiplica a la décima potencia: decenas de nombre de actrices y actores norteamericanos y referencias a películas hollywoodenses de culto como La ventana indiscreta o Myra Breckinridge, esta última considerada una de las peores obras fílmicas de la historia del cine. Este y otros filmes se entremezclan en una trama que tiene una constante referencia a las construcciones cinematográficas hollywoodenses... Mae West es un triple personaje que contiene la clave de la novela: el misterio del mal que aqueja a Felipe. Es una de las tres divas que el protagonista hace hablar a través de la ventriloquia, el hobby con el que se explica la irrupción de la voz de Mae, las otras dos que completan el trío son Marlene Dietrich y Marilyn Monroe. Mae es también la actriz de los años treinta, pero al mismo tiempo es otra cosa, una esencia, un desdoblamiento de la voz del protagonista. O mejor dicho de una parte corporal del protagonista. No se trata de la narración de un personaje desquiciado que imagina hablar con Mae. La clave del texto está en la voz de la actriz, con la que Felipe se identifica y corporiza el mal que lo aqueja. La diva le aconseja, lo busca, le provoca, lo conoce, se mete en su interior y descubre que en realidad no es Mae West, que no se trata de un fantasma de la fallecida actriz, ni de la muñeca que un hombre gay y ventrílocuo usa para dar rienda suelta a sus sueños de diva hollywoodense en decadencia
En las décadas de 1950 y 1960 le ofrecieron papeles protagonistas en filmes que alcanzaron enorme éxito; Billy Wilder le ofreció ser Norma Desmond en El crepúsculo de los dioses, pero West consideró que un personaje decadente y fracasado no encajaba con ella, pues a pesar de su edad se sentía todavía con tirón popular como Charles Chaplin. También rechazó ser coprotagonista del filme musical Pal Joey, donde iba a participar Marlon Brando, finalmente los protagonistas serían Frank Sinatra y Rita Hayworth y declinó trabajar en Roustabout con Elvis Presley; su papel lo hizo Barbara Stanwyck. Incluso Federico Fellini la tuvo en mente para Julieta de los espíritus y Satyricon, pero no logró que aceptase. El pintor español Salvador Dalí retrató a la actriz en un famoso cuadro: Retrato de Mae West que puede utilizarse como apartamento surrealista... Décadas después, esta original composición con engaños ópticos, en realidad una pequeña acuarela, fue recreada como una habitación real de tres dimensiones en el Teatro-Museo Dalí de Figueras. Hay una alusión a Mae West en un famoso cuadro de Frida Kahlo: Allá cuelga mi vestido o New York. Diego Rivera elogió a Mae como una maravilla y lamentó haberla visto solo en la pantalla, no en persona. La actriz también aparece en la portada del legendario álbum Sargent Pepper's Lonely Hearts Club Band (1967), del grupo británico The Beatles. Se cuenta que inicialmente ella rehusó aparecer en la portada, afirmando que no tenía nada que ver con los corazones solitarios del título, pero el grupo de Liverpool le envió una carta y logró persuadirla. El equipo de los pilotos de la RAF durante la Segunda Guerra Mundial, incluía un chaleco salvavidas que debía ser inflado manualmente. Popularmente este chaleco salvavidas se denominaba «Mae West», debido a lo prominente que resultaba sobre el pecho, en referencia a los atributos pectorales de la actriz. Se dedicó, en las décadas posteriores, a producir y protagonizar espectáculos musicales, tan delirantes como ella, de tema gay, convirtiéndose en reina para la comunidad homosexual. En idéntico tono disparatado se sustentan sus dos retornos al cine en los setenta: “Myra Breckinridge” y “Sextette”. En este último film, con ya cumplidos los 85 años aparecía rodeada de hombres. En la vida real, aseguraba seguir practicando el sexo cada noche con algún guapo gigoló. En la ceremonia de los Óscars de 1958, a los 65 años de edad, Mae West cantó junto al joven Rock Hudson el tema "Baby, It's Cold Outside", el público les ovacionó puesto en pie... Ya años antes West había montado un vistoso show en Las Vegas, con un exuberante vestuario; fiel a su estilo, se rodeaba en el escenario de ocho culturistas casi desnudos. Y lo explicó así: «Los señores vienen a verme a mí, pero también ofrezco algo a las señoras: hombres de pared a pared». Congenió tan bien con uno de sus fornidos acompañantes, de nombre artístico Paúl Novak, que seguirían juntos durante más de 25 años, hasta la muerte de ella.
No llores por un hombre que te deja; el siguiente caerá por tu sonrisa.»
«El matrimonio es una gran institución, pero no estoy preparada para una institución.»
«Cuida tus curvas; pueden ser peligrosas, pero no las evitarán.»
«No dejes a un hombre dudando demasiado tiempo; puede encontrar la respuesta en otra parte.»
«Ama a tu vecino; y si es alto, apuesto y devastador, será mucho más fácil.»
«Aquellos que son escandalizados, deberían serlo con más frecuencia.»
«Lo que importa no son los hombres de tu vida, sino la vida que hay en tus hombres.»
«Muestra tu mejor imagen, ¿quién dijo que el amor es ciego?»
West fue una mujer sagaz para los negocios; financió muchos shows, que fueron éxitos de taquilla, e invirtió en terrenos, por lo que gozó de una saneada economía hasta el final. A pesar de ello, quiso mantenerse activa y realizó algunos trabajos para la radio y la TV británicas. La sociedad de los años 70 era muy distinta al gris timorato de la Gran Depresión, y la procacidad de Mae resultaba más simpática y explosiva. Casi 30 años después de su último filme, Mae West regresó a los platós; una decisión lamentada por muchos fans pues los dos filmes resultantes decepcionaron. El contexto social de los años 70 era muy distinto al gris y timorato de la Gran Depresión, y la procacidad de Mae resultaba ya más simpática que explosiva. A pesar de ello sus películas se convirtieron en objeto de culto y la erigieron en una especie de diva. En 1970 West participó en una comedia sobre la transexualidad, Myra Breckinridge, que fue vapuleada por la crítica a pesar de la participación de Raquel Welch, John Huston y Tom Selleck y Farrah Fawcett. Su último filme data de 1978: la comedia musical Sextette, con un llamativo reparto que incluyó a Timothy Dalton, Tony Curtis, George Hamilton, los roqueros Ringo Starr y Alice Cooper, y el veterano George Raft, junto al que West había debutado en el cine 45 años antes. En este filme Mae West, a sus 85 años, insistía en encarnar a una diva devora hombres que atraía la atención de jóvenes gimnastas y sesudos diplomáticos; incluso intervenía para evitar una crisis mundial. El rodaje fue un tanto accidentado; se contó que Mae se movía con dificultad y ya no lograba memorizar los diálogos, los cuales le eran susurrados por un auricular escondido en su peinado. Otras fuentes dicen que los incesantes cambios de guión malograron el proyecto. La película tuvo malas críticas y fracasó comercialmente.
A pesar de todo esto, y visto en nuestro siglo XXI, su imagen de vampiresa empolvada, rodeada de pieles y seda y sus películas sin ser obras maestras, se han convertido en objeto de coleccionistas y erigida con todos los honores como una grande de Hollywood, formando los primeros puestos como diva del Séptimo Arte, al lado de Marilyn Monroe y Jean Harlow……
Nunca habrá mujeres como ellas, por la sencilla razón de que eran únicas.