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HELMUT BERGER

Despues de las luces, las sombras

 

 

 

 

 

 

 

Helmut Berger nació el 29 de mayo de 1944 en Austria. Hijo de Hedwig Steinberger y Franz Steinberger, se crió en una familia de hoteleros, fue formado y trabajó en esta actividad, aunque nunca demostró interés por la gastronomía o el hospedaje. Con 18 años se traslada a Londres para estudiar interpretación y para pagarse las clases trabaja como modelo en el mundo de la publicidad. Después de estudiar idiomas en Perugia, Italia, se trasladó a Roma. Comenzó interpretando pequeños papeles en estudios de Munich y de Roma. Lo descubrió Luchino Visconti, quien le ofreció un papel en su sketch de Las brujas y otro de más importancia en La caída de los dioses. Interpretó para él dos películas más, Luis II de Baviera, por el que lograría el David di Donatello, y Confidencias. Trabajó para Vittorio de Sica en  El jardín de los Finzi-Contini, al igual que con otros directores italianos (Florestano Vancini, Massimo Dallamanno, Umberto Lenzi, Sergio Grieco, Duccio Tessari, Tinto Brass, Maurizio Liverani). También lo hizo con Joseph Losey  Sergio Gobbi, Larry Peerce y Marvin Chomsky.....La revista Vogue lo calificó como "el hombre más guapo del mundo.

 

 

 

Fue criado por su madre durante los primeros años de su vida, su padre era un prisionero de guerra ruso y sólo regresó a casa cuando Helmut ya tenía tres años. Berger pasó su infancia y adolescencia en Salzburgo. Asistió a la escuela franciscana de Feldkirch. El deseo de convertirse en actor se expresó muy pronto. Berger quería asistir al seminario de Reinhardt después de su Abitur, pero sus padres se lo negaron. Como único hijo de la familia debe aprender una profesión respetada y con posibilidades de futuro, lo enviaron a una escuela de hostelería. Berger nunca perdió de vista el objetivo de actuar Pero al actor austriaco se convirtió en el icono del estilo de la alta sociedad de los años sesenta y setenta. Su relación con el director italiano Lucino Visconti, cuya musa se le consideraba, fue acompañada de un gran interés mediático. En esta colaboración Helmut Berger se convirtió con una belleza elegante en un actor de carácter artístico excepcional y en estrella del cine europeo. Con su representación de figuras narcisistas y bisexuales, se convirtió en la personificación de la ruptura del tabú sexual en el cine. Con Luís II, interpreta al excéntrico monarca de una manera única. Su habilidad para representar la sutileza y la persecución al mismo tiempo inspiró al público y a la crítica por igual.. Helmut, publicó una autobiografía donde revela una vida llena de excesos. Fue pareja de Visconti durante 12 años.... "Todavía lo echo de menos"....contó hace poco.

 

 

 

Siguió participando muchos años después en producciones de serie B y conseguiría recuperar algo de relevancia por su trabajo en la serie Dinastía. Intentó recuperar su carrera en la tercera parte de El padrino, en la serie Denver y con pequeños papeles con jóvenes directores alemanes y austríacos. Su declive artístico pasó por varias etapas entre las que tuvo reconocimientos como su actuación en un filme austriaco. Actualmente intenta vivir en un pequeño apartamento heredado de su madre, situado en un bloque de pisos a las afueras de Salzburgo.

 

 

Su apellido real es Steinberger. Pero el actor decidió acortarlo por exigencias del guión. O más bien por imposición del director Luchino Visconti,...“el hombre con quien experimenté el amor verdadero”. Así lo cuenta en una autobiografía recién publicada en Francia:  Detrás de aquel que fue considerado “uno de los hombres más guapos del mundo” se esconde una vida plagada de excesos. Por eso, cuando está a punto de cumplir 79 años, ha decidido glosar todas sus experiencias con el alcohol, las drogas o los amantes. “Tengo 32 años y soy viudo”. Así hablo Berger el día que murió Visconti en 1976. Doce años antes, le conoció en la ciudad de Perugia. “Él estaba fascinado conmigo y yo no tenía clara mi sexualidad; me negaba a ser otro chico guapo que caía rendido en sus brazos. Pero he de decir que con él todo era mágico”, ha asegurado el actor a una revista francesa. Visconti supo ver en él algo más que a un boy de aquella época: Berger colaboró en cuatro películas del cineasta,.Vivieron juntos en Roma durante más de una década y el director se preocupó de su educación hasta el momento de su muerte. “Gracias a él conocí a lo más granado de aquellos años: Dalí, Maria Callas, Grace Kelly. Sin duda era todo un erudito; aún hoy lo sigo echando de menos”- ha dicho. Aunque Visconti se fue al otro mundo muy pronto, Berger asegura que nunca le engañó. “Frecuentaba todas las noches las discotecas de Roma y él me reñía porque no consideraba normal que estuviera todo el día durmiendo. Incluso me dijo que debía ir a un psiquiatra”.Fue precisamente el alcohol lo que le llevó a coquetear con mujeres. Ahora, bisexual confeso, también ha corroborado sus relaciones con mujeres. “Fui amante de Marisa Berenson y de Bianca Jagger, pero siempre hui del compromiso”, asegura en su libro. Todos estos coqueteos con el sexo contrario y lo complicado de los mismos los atribuye a su problema con la bebida :“Lo hacía para desinhibirme porque no me gustaba el sexo por el sexo”. Aunque fuera hombre o mujer. “Ellas me fascinan, pero son posesivas. Solo buscan casarse y tener hijos. Yo siempre he sido más de medias tintas y menos de compromiso”. También le pasó con Luchino: “Él sabía de todas esas relaciones paralelas y, aun así, quería que me casara con él, pero me negué. Prefería exprimir al máximo mis emociones; mi vida siempre ha sido ardiente y no me arrepiento”. Ese ardor también le llevó a probar de todo. “A veces no sabía distinguir qué era lo real de lo imaginario”, ha asegurado. Lo imaginario era fruto de la droga con la que, ha dicho, “ganaba confianza, intentaba convertirme en otra persona… Hice tantas estupideces, hasta intenté suicidarme para volver a estar con Luchino...Ahora, vive solo en  Salzburgo, le gusta leer y suele frecuentar locales de fiesta. “Pero todo mucho más relajado: mis amigos también han envejecido como yo”, ha asegurado a la publicación. Él ya lo ha dado todo. Incluso en el cine. La última vez que esa mirada azul difuminada conquistó a la gran pantalla francesa fue en el film sobre el modisto Yves Saint Laurent, dando vida al couturier antes de morir. Él como Yves también sabe lo que es una vida llena de excesos.

 

 

 

 

Los senderos por donde caminamos los buscadores de belleza es de tierra fina, resguardado del sol por arbustos frondosos, donde el aire huele a naranjos y deja en el rostro una caricia palpable que hace sentirnos flotar, el lado contrario a esa búsqueda, donde está la nada y el campo es yermo, se forma en paralelo para impedirnos la visión. En ambas vertientes solo un objetivo danza, grita y salta entre la maleza, suplicando salir, es tan sutil y efímero que se nos va de las manos, se escurre como el agua, impregnando de aroma de naranjos todos los poros de nuestra piel, pero ante su música, sus gritos de ayuda por sobresalir, nada podemos hacer, desaparece como el mismo aire, nos deja petrificados y al abrir las manos vemos que nada queda, solo el recuerdo de haber estado a punto de atrapar esa belleza tan buscada.... Volvemos por el mismo camino, intentamos recuperar el ritmo perdido y seguimos cansados, en silencio, pero con la esperanza de que rozaremos con la yema de nuestros dedos esa absoluta sublimidad. Si en algo se parece esa búsqueda al cine en sí, es en que siempre intentamos descubrir la hermosura en la imagen, el apocalíptico color de un crepúsculo que impregna cualquier secuencia mítica, sin detenernos en los obstáculos que pueden impedir nuestro viaje. Si en algo se parece esto al cine, es en la magnificencia que deja en las pupilas y si en algo esto puede asemejarse a los habitantes que hacen posible la existencia del Séptimo Arte, es en la imagen que ellos graban a fuego en la blanca pantalla, emulando al pintor inglés, considerado un artista romántico por excelencia y cuyo estilo abrió las puertas del impresionismo, llamado Joseph Mallord William Turner.

 

 

 

 

Durante aquellos años de filmación de EL GATOPARDO, Helmut Berger le seguía a todas partes, aprendía de su astucia y de la maestría de Luchino, y auque aún no vivian juntos, porque estaba la figura de Delon siempre presente, Berger no se separó del director ni un solo día y rechazó una propuesta para hacer una pequeña intervención en dicho film. Helmut era un actor muy inteligente, sabía que Visconti tenía el proyecto, ya muy avanzado, de llevar al cine EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO, con todo el despliegue de detalles digno del director, contando con Greta Garbo, Romy Schneider y el mismo Helmut. No concibo imaginar el resultado, creo que hubiera sido un acontecimiento tan grande que oscurecería fácilmente sus otras películas. EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO se integraría entre lo mejor del director, y solo adivinar el resultado final, mi cuerpo se estremece y dejo surcar mi imaginación por lugares donde la perfección, el buen cine, la literatura y la música ejercerían como notas insertadas en un film, que sin ser realizado finalmente, flota en partículas, donde veo claramente un rostro, quizá el único que ha existido en el cine, con la suficiente magia y misterio, que llevó el nombre de GRETA GARBO.

 

 

 

 

El maestro sufrió uno de los mayores disgusto de su vida cuando empezó a tener problemas con la productora para dirigir la obra EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO, no le quedó mas remedio que aplazarla, y comenzar otro trabajo atrayente, como fué rodar LA CAÍDA DE LOS DIOSES, en donde ahí si pudo incorporar al que ya era su amante oficial a la vista de todos. El film apoyado en la música de Maurice Jarré, la fotografía de Pasqualino De Santis y el vestuario de Piero Tosi, retrata vívidamente el pathos trágico y operativo de Visconti. En vísperas de la campaña política de Hitler, la ideología nazi es desenmascarada a través del declive de una aristócrata familia, vinculada a empresas del acero. Dirk Bogarde, Ingrid Thulin, Helmut Griem y Charlotte Rampling, encarnan las bajezas morales y mezquinos intereses políticos de su mundo. Con claras similitudes al Macbeth de Shakespeare, el profundo sentido político de la película se resume en un plano esclarecedor y por supuesto retratado de manera única: el de Thulin y Bogarde envenenados sobre el sofá, mientras la mano levantada de un bestial Helmut Berger los cubre despacio con la sombra del nazismo. Berger es el eje del film, su interpretación es insuperable, sus lecciones aprendidas bajo la batuta del maestro hicieron época en cada plano de la película, en la secuencia del incesto, en el envenenamiento, en su persecución a las niñas, en su amor diabólico hacia el régimen de Hitler. Esta fué para mi sin la menor duda la primera vez que sentí una admiración total hacia el actor. Amé su interpretación por la que conseguiría un Globo de Oro, pero lo que me impactó y no me avergüenza decirlo, es ver en sus ojos, en su pálida piel y en su figura, los paisajes de mi busca de la belleza. Viconti los encontró y los hizo suyos...Yo me conformaba con sentir humedad en mis manos  y construir mis sueños en base a un nombre: Helmut Berger. Eran mis años de descubrimientos y reconozco que entre los que viví, éste figura entre los mas importantes. Helmut bailaba en mi mente y quizá el 99 por ciento del viaje que realice a Italia, tenia como aliciente contemplar la tierra y el cielo que cubrían al actor...

 

Parece que solo los más viejos del lugar tenemos presente aquello que fue ejemplo del embrujo del cine, aunque Helmut ya había seducido –¿solo eso?, poco me parece– a Luchino Visconti, al que desdeñó por mayor y no hizo caso, pese a tenerlo en sus mejores filmes. Fue un flechazo de película que el hispano-italiano no pudo sostener porque era demasiado joven. Su habilidad para representar la sutileza y el engaño persecutorio al mismo tiempo fue recibida con entusiasmo por el público y la crítica por igual. Dos años más tarde, en 1974, Berger junto a Burt Lancaster en la obra «Confidencias». La película también significó su última producción bajo la dirección de Visconti. En 1976 Visconti murió repentinamente, lo que sumergió a Helmut Berger en un profundo agujero. Al día exactamente un año después de la muerte, intentó quitarse la vida. Por casualidad fue encontrado por su señora de la limpieza y apenas pudo ser salvado. En la década de 1980 Berger desempeñó principalmente papeles de televisión, incluyendo en algunos episodios del «Denver-Clan». Después, se retiró en gran medida de la industria cinematográfica y del público.

 Su autobiografía fue publicada en el año 2000 y en agosto de 2004,  Helmut Berger fue invitado por primera vez al programa de entrevistas «Beckmann» de la televisión alemana…Helmut confiesa sus pecados en su biografía…Rememora su amor por Visconti, la pasión que despertó en Nureyev y su noviazgo con Marisa Berenson y es bisexual, cocainómano y alcohólico, y narra que en un rodaje y llama la atención del director de la película, Luchino Visconti di Modrone, conde Lonate Pozzolo, aristócrata millonario y comunista. Visconti lo instala en su palacete de Roma, y lo transforma en el actor Helmut Berger. Durante dos lustros, Berger, "el hombre más hermoso del mundo", reinará en la noche de Roma, Londres y Nueva York y en 1976, cuando el gran director italiano muere, dirá:

- "Tengo 32 años y soy viudo".-

 

 

El libro es un tesoro, con anécdotas como las de Maria Callas -que le pedía "detalles de la vida de actrices y actores, aunque no los conociera"- y sus problemas de peso. "Luchino me contó que durante su puesta en escena de La Traviata le recomendó hacerse introducir una lombriz solitaria. Resultó: perdió treinta kilos".  Su bestia negra es Alain Delon: "Quería conquistar a Visconti, el amor de mi vida. Pero no tenía nada para ofrecerle; sólo su ambición por los mejores papeles. Llegó a utilizar a su hijo Anthony. Le hacía escribir cartas de amor a Visconti con su letra de niño".

 

Según Berger:

 

 -"Delon martirizó a Romy Schneider; ella era fiel; él la engañaba todo el tiempo". ¿Nureyev? "Cada día bailaba durante horas. Con igual obsesión se lanzaba sobre los muchachos. Hacíamos el amor en calles parisinas. Un día, le abrí violentamente la cremallera del pantalón y le dañé... Durante una semana hizo vida de monje"-.

 

   

Berger era considerado el hombre más hermoso del mundo...

dijo en una ocasión:

 

 

"Si me hubiera dedicado a ser una estrella del cine porno sería millonario. Pero me dediqué al cine de calidad, y ahora vivo casi en la miseria"

 

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